Los trabajos del futuro se enseñan con tecnología

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empleos del futuro

A la tierna edad de 87 años, Miguel Ángel aseguró estar todavía aprendiendo. La frase se ha convertida hoy en el lema de muchos profesionales.

Ciertamente, el aprendizaje ha recorrido un largo camino desde la Italia renacentista del artista, pero los educadores siguen haciendo frente a las mismas preocupaciones, sobre todo a la hora de preparar a los estudiantes para el mundo del trabajo. El único cambio respecto al siglo XVI es que hoy el mundo es mucho más rápido y automátizado, con pautas de empleo más flexibles. 

Joe Fuller, profesor de Harvard Business School y codirector de la iniciativa formativa «Managing the Future of Work, explica que el futuro del empleo será mucho más heterogéneo de lo que hoy conocemos. «La gente tendrá muchos tipos diferentes de relaciones laborales», añade. «La mayoría de las compañías actuales están formadas por empleados a tiempo completo y a tiempo parcial. Pero pronto va a empezar a haber un aumento significativo de trabajadores gig, es decir, de pequeños encargos». 

Rediseño del plan de estudios

Muchas de las partes interesadas en la educación piden una reestructuración de la organización y del plan de estudios para satisfacer las necesidades del siglo XXI. En una encuesta recientes sobre el futuro de la educación, llevada a cabo por el Real Insurance de Australia, el 42% de los encuestadosasegura que los planes de estudios son inadecuados. El 23,2% asegura que falta alfabetización básica y el 30% no confía en que los niños estén preparados para empleos futuros. 

Estos datos, pueden extrapolarse a casi todos los planes de estudio del mundo, si bien Bolonia y el EEES intenta solventar estas carencias. Aun así, también existe cierto temor entre padres y profesores a que la tecnología tome las aulas. Sin duda, el gran reto de los próximos años pasa por combinar la tecnología con los diferentes planes de estudio. 

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La educación es lenta en captación tecnológica

El lugar también tiene mucho que ver. Es decir, las aulas de hoy se parecen mucho a las mismas donde aprendieron los padres de los alumnos que hoy las ocupan. Cierto que se ha añadido alguna nueva tecnología, pero muy básica respecto a lo que esos alumnos utilizan fuera del colegio.

Joe Williams, director ejecutivo de America’s Democrats for Education Reform, afirma que «con algunas excepciones», las escuelas públicas son una de las pocas instituciones de hoy en día «que no ha adoptado casi ninguno de los cambios radicales que ha impulsado la tecnología». 

Sin embargo, la sociedad espera que los profesores enseñen habilidades a los jóvenes para que sepan desenvolverse en trabajos que todavía no existen. De hecho, el 65% de los alumnos que han empezado este mes las clases, trabajarán en un empleo que todavía no ha sido perfilado.

A medida que los tiempos cambian y las necesidades del mercado evolucionan, las materias educativas se ponen de moda o desaparecen. Las Lenguas Clásicas es un claro ejemplo de ello, aunque Jeremias Prassl, profesor asociado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oxford, recuerda que el latín es útil. «Es un lenguaje como puede ser el de la programación informática».

Aun así, hay mucho donde explorar. Para el profesor Prassl, «no hay que quedarse en la parte negativa de que la tecnología puede eliminar trabajos. La historia del empleo nos didce que la tecnología hace que el trabajo sea más productivo e interesante. No es solo destrucción y sustitución de empleos, sino la creación de nuevos tipos de trabajo.

Los profesores deben ser flexibles y mirar al futuro

El profesor Prassl, autor del libro «Humans as a Service» que analiza la economía gig, advierte sobre la paradoja de la innovación, en tanto que si bien la innovadora economía gig requiere tecnología para sobrevivir, a su vez necesita utilizar modelos de negocios antiguos para salir adelante. 

Y lo explica: «Debemos ser muy cuidadosos en no confundir los aspectos positivos de la tecnología con la excepcionalidad tecnológica. ¿Realmente necesitamos habilidades independientes? Cierto que muchas tareas serán automatizadas, pero hemos de conocer y entender los procesos, saber cómo funcionan». 

En Singapur, el ministro Ng Chee Meng enfatiza en la necesidad de impulsar las competencias del siglo XXI: «Pensamiento crítico e inventivo y habilidades interpersonales como comunicación y conciencia cultural». 

Los educadores de Nueva Zelanda están promoviendo lo que llaman el principo ‘future-focused’, o centrado en el futuro. Se centra en la necesidad que tienen los profesores de adaptarse al futuro. David Parsons, profesor asociado en la Massey University en Palmerston north, explica que el plan de estudios «alienta a los estudiantes a mirar hacia el futuro, explorando temas tan importantes centrados en el futuro como la sostenibilidad, la ciudadanía, la empresa y la globalización». 

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Los humanos aún necesitamos aprender habilidades esenciales

Sarah Weir, directora ejecutiva del Design Council de Reino Unido, cuestiona quién construirá las conexiones humanas que se encuentran en el corazón de todas esas áreas de habilidades: «¿Pueden los robots enseñar a colaboración? ¿Y a ser creativos? ¿Podrán enseñarnos a pensar de forma disruptiva? No lo creo», concluye. 

«Imagina una clase con niños totalmente comprometidos en trabajar juntos para resolver problemas del mundo real. Se autodirigen, son colaborativos, aportan nuevas ideas y descartan las que no funcionan», explica. 

Asimismo, añade que estos niños piensan de forma creativa y aplican esto a lo largo de toda su vida. ¿Es por tanto importante brindar a nuestro jóvenes las habilidades que necesitan para diseñar su futuro, dirigir la economía o resolver los desafíos globales con los que se encontrarán mañana?

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