¿Condicionan las instalaciones escolares la educación de los alumnos?

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La importancia del espacio educativo como motor de la mejora del aprendizaje de los alumnos es consecuencia la búsqueda constante por mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Así pues, el diseño de los espacios debe cumplir los objetivos del proceso enseñanza-aprendizaje y generar una experiencia positiva en los alumnos.

El papel que ocupa el diseño en los espacios educativos es fundamental para el aprendizaje de los alumnos. Les permite mejorar su rendimiento académico, su creatividad y autonomía. La educación tradicional está dando paso a nuevos métodos de enseñanza, en los que las áreas tangibles de los colegios se transforman en lugares polivalentes, flexibles y cómodos.

Ambiente educativo de calidad

Desde Hastings School, uno de los centros pioneros en educación británica de la Comunidad de Madrid, queremos acercar algunas claves para un ambiente educativo de calidad en el que las aulas actúan como un elemento del progreso de la actividad didáctica, tal y como se plantea en las nuevas instalaciones del campus Sobradiel:

  1. Los colegios del siglo XXI reclaman una transformación inminente. La integración de los espacios comunes y funcionales en las aulas es un claro ejemplo de estas nuevas peticiones metodológicas: como la relación y colaboración constante entre alumnos convirtiéndose en esencial en el proceso de aprendizaje.
  2. Las gradas y los espacios móviles son fundamentales a la hora de crear entornos en los que los alumnos puedan, desde manifestar sus inquietudes o expresarse hasta potenciar su capacidad de oratoria. Por otro lado, además, contar con un mobiliario adaptado a las necesidades de los alumnos impulsará actividades como teatro u otros talleres.
  3. La clase está diseñada para potenciar la independencia del aprendizaje. Es por ello, que el mobiliario tiene que ser funcional a la vez que atractivo para los alumnos. Así pues, los elementos de la clase pueden fomentar orgullo de pertenencia a su colegio, pero también, de lo que hacen y cómo lo hacen.

    En los espacios adecuados, los alumnos tienen la capacidad de elegir cómo y dónde trabajar mejor. Como consecuencia, los alumnos desarrollan la “metacognición”, es decir, la capacidad de reflexionar sobre cómo aprenden.

    Además, la flexibilidad de mobiliario aporta una mayor flexibilidad mental, es decir, logramos que los alumnos se acostumbren desde pequeños a ser flexibles y a buscar nuevas oportunidades y funcionalidades a todo lo que les rodea y todo lo que hacen.

  4. La relación directa de los alumnos con la naturaleza, así como la formación en el mundo natural que les rodea, fomenta el desarrollo cognitivo de los más pequeños, ayudándoles a potenciar su facultad de observación y de razonamiento.
  5. Así pues, es preciso garantizar la entrada de la luz adecuada en las aulas, la acústica o una ventilación apropiada, que derive en una adecuada temperatura.

A modo de conclusión, el dinamismo que caracteriza a la sociedad actual, demanda perfiles mucho más flexibles e independientes. Por esta razón, el espacio físico debe ajustarse a esta nueva realidad en la que priman los espacios abiertos aportando mayor libertad de movimiento.

Artículo de Helen Ormerod (Assistant Principal and Head of Primary)

Image Credits: Loïc Fürhoff on Unsplash