¿Cuatro días de trabajo por semana?

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Las reuniones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) siempre han sido caldo de cultivo de las políticas laborales que el mundo necesita. En esta ocasión, líderes mundiales se han dado cita para remover conciencias y presentar propuestas que garanticen un mercado laboral sostenible e inclusivo. Entre las brillantes propuestas de todos destacaron dos voces contundentes: la del presidente francés, quien propone un salario mínimo para la Unión Europea; y la del primer ministro ruso, que cree que en el futuro es probable que se imponga la semana laboral de cuatro días.

Siguiendo el camino trazado recientemente por el director general de la Organización Internacional del Trabajo, Guy Ryder, quien aseguró que un mercado laboral sin justicia social amenaza la paz mundial, varios líderes mundiales han hecho distintas propuestas o lanzado ideas sobre cómo puede ser el futuro de este mercado y cómo mejor puede contribuir a atajar la creciente desigualdad.

Reunión en Ginebra

En su intervención ante la Conferencia Internacional del Trabajo, que ha reunido en Ginebra a unos 5.700 representantes de Gobiernos, trabajadores y empleadores de 187 países, el presidente francés, Emmanuel Macron, habló durante 45 minutos de la necesidad de “un cambio fundamental” del mercado laboral para “abordar la creciente brecha entre los que tienen y los que no”.

Macron explicó en que la acumulación de riquezas en manos de unos pocos ha creado “una ley de la jungla” que ha abierto la puerta al nacionalismo, la xenofobia y la desilusión con la democracia”. “Esta economía de mercado en la que vivimos es mucho menos social de lo que queríamos al final de la Segunda Guerra Mundial y está llevando a una mayor acumulación de riqueza y al corporativismo”, aseguró. “Es una crisis que parece menos grave porque las víctimas no tienen voz, están separadas, no unidas, y no ha surgido una guerra, pero la crisis está ahí”.

Una crisis profunda

En este contexto, defendió la creación de un salario mínimo para la Unión Europea, con el objetivo de defender la solidaridad internacional y luchar contra la desigualdad.

“De lo contrario, nos arriesgamos a ver a los trabajadores de más Estados de la Unión Europea salir de sus hogares en grandes cantidades para trabajar en otros lugares donde existe un salario mínimo garantizado, como Francia y Alemania”.

«No hicimos Europa para eso», dijo Macron, señalando que el acuerdo económico funcionó bien para Francia, pero no para los países de donde provienen los trabajadores.

Antes de la intervención del presidente francés, la canciller alemana, Angela Merkel, aplaudió el espíritu de la Organización Internacional del Trabajo, de la que dijo ha hecho del mundo un lugar mejor desde que fue fundada tras la Primera Guerra Mundial, y de la que destacó se necesita más que nunca.

También afirmó que el papel de una economía era «servir al pueblo y no al revés» y expuso como ejemplo el caso del trabajo infantil. Se calcula que unos 152 millones de niños son explotados a nivel mundial y que 73 millones de ellos lo hacen en trabajos peligrosos.

“Esto es inaceptable y tenemos que abordarlo”. “En este mundo estrechamente integrado e interconectado, tenemos que hacer mucho más para convertir el crecimiento económico en un progreso social, en el que cada uno, también los niños, participe”, sentenció.

Semana laboral de cuatro días

También el mandatario ruso tuvo una intervención muy destacada. Recordando la experiencia de Rusia con la revolución hace más de 100 años, el mandatario ruso observó que responder a las necesidades de los trabajadores y las demandas de la sociedad es crucial, ya que ignorarlos «lleva a lamentables ramificaciones».

Entre las medidas que Medvedev cree que se tomarán figuran la semana laboral de cuatro días, de la que dijo es muy probable que sea la base de un nuevo contrato social y laboral.

“Hace cien años, Henry Ford decidió reducir la semana laboral de 48 a 40 horas y recibió un impresionante aumento en la productividad laboral. Hay ejemplos más recientes. Una  empresa de Nueva Zelanda ha introducido una semana laboral de cuatro días.

El tercer día de descanso fue pagado de la misma manera que los otros dos. Como resultado, el aumento de la productividad en términos de una hora de tiempo de trabajo fue de alrededor del 20%. Además, el nivel de estrés de los empleados ha disminuido considerablemente”, explicó.

Image Credits: ENVATO