El suicidio entre los jóvenes se ha disparado casi un 250%

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Tras años de oscurantismo y tabúes, cada vez se mira más de frente a la salud mental en España. Afortunadamente, esta evolución también permite abordar temas gravísimos de salud pública como es el suicidio. Y lo peor, que en España ya supone la primera causa de muerte no natural en el grupo de edad de entre los 15 y 29 años.

Concretamente, a raíz de la pandemia, el número de suicidios entre los jóvenes se ha disparado entre un 200 y un 250% con respecto a datos anteriores y aproximadamente el 30 % de adolescentes indicó haber tenido ideas de suicidio en los últimos seis meses, tal y como recoge la publicación editada por Funespaña, Revista Adiós*.

En el marco de su compromiso con el ODS 10 de las Naciones Unidas, Funespaña lleva ya un año emitiendo una serie documental sobre el suicido. En concreto esta semana, con motivo del Día Mundial para la Prevención del Suicidio (10.09), Funespaña pone el foco en el colectivo juvenil y adolescente, que fallece principalmente por causas externas, en la mayoría de los casos por accidentes, suicidios y lesiones autoinfligidas. Así ha reunido a varios expertos para lanzar un mensaje claro en una serie de vídeos (link al final de la nota) que buscan concienciar a la sociedad y ayudar en la prevención del suicidio entre los jóvenes españoles.

1. Patricia Gutiérrez, psicóloga

Patricia recomienda trabajar con las familias y los centros escolares, lo que sería la familia nuclear y extensa, con las figuras de referencia afectiva que tienen mucha importancia en la crianza. No podemos poner en los niños ni la responsabilidad ni la culpa. Al final, el niño o el adolescente que sufre es por un tema multifactorial.

En casa puede tener una estructura de protección, de seguridad y de escucha, pero estar en el grupo social muy aislado. Sentir que no pertenece y que su sufrimiento venga de ahí. Nos encontramos con padres que dicen “es que esto yo no me lo esperaba, no sé cómo ha surgido, no sé cómo hemos llegado a esta situación, no sé cómo no me he dado cuenta de que mi hijo/a estaba sufriendo de esta manera”.

Pero no es que miremos poco, sino que no sabemos cómo mirar

Por ejemplo, si tú les preguntas a los padres si sus hijos se proyectan en el futuro (planes para Navidad, verano, a meses vista…) y si no es así, es uno de los medidores. Los niños que sufren mucho no hablan de lo mal que están.

Podríamos pensar que es al contrario, que si un niño está sufriendo nos lo va a contar. Un niño que sufre no cuenta su sufrimiento. Veremos que ha decaído su estado de ánimo, por ejemplo. Que hay algo que en lo escolar se nota mucho, y es que baja su rendimiento. También que está más ausente, participa menos en las reuniones familiares.

Ese es otro termómetro, porque un niño/a nunca nos va a verbalizar “estoy pasando por un mal momento”, “sufro”, “siento que mis amigos han dejado de quererme”, “ya no soy importante”.

La realidad es que un niño no tiene esas verbalizaciones. Tenemos que ser nosotros. Tenemos un problema que no solamente tiene que ver con la pandemia, que por supuesto la pandemia ha sido un acelerante. Pero es que esto viene de muy atrás y no estamos consiguiendo llegar a la población porque hay falta de presupuesto y de formación.

Hasta los 25 años, más suicidios

En jóvenes, hasta los 25 años, hay más casos de suicidio. Además, los jóvenes tienen un recurso de regulación emocional que es la autolesión, y sabemos que la autolesión es el pródromo, es lo primero que alguien empieza a experimentar. De la autolesión puede ser un salto muy fácil al suicidio. Y eso está en los datos. Es verdad que durante la pandemia ha habido un incremento de autolesiones. De jóvenes que no han sabido regularse emocionalmente y que utilizan el daño físico como un regulador emocional, porque no saben cómo encauzar o gestionar ese sufrimiento psicológico.

También aborda el papel del arte y la creatividad en torno al sufrimiento psicológico. Y es que se cree que la expresión creativa y artística viene de la mano del sufrimiento. Y no. Por eso, los propios artistas tienen también que desmentir estos mitos. Son muchos los referentes que tenemos en literatura, en música, que han utilizado este discurso de que a través del sufrimiento se es más creativo.

Es cuando tengo una expresión emocional, es cuando soy capaz de llegar con el mensaje… cuidado con lo que estamos haciendo. Porque lo que estamos diciendo es que el que sufras te lleva a situaciones positivas y quien no sabe canalizar ese sufrimiento a través de lo creativo ¿qué hace? Un atajo es la muerte.

Finalmente analiza la capacidad o necesidad de que desde los centros escolares se pueda trabajar desde Infantil, no ya desde Primaria o Secundaria, con la educación emocional. Es fundamental. Como no hay un presupuesto asociado, depende del proyecto de cada centro, de la dirección, del profesorado…

2. Isabel Ferriz, pediatra

Isabel indica que los casos se han multiplicado de una manera exponencial a raíz de todo lo vivido estos años, donde los adolescentes no han sabido cómo gestionarlo, cómo encajarlo… han estado muy solos, sin colegio, sin poder relacionarse con sus iguales. Hacían cosas en familia y no se exponían a la mirada de otros.

A raíz de esto, se están disparando las urgencias psiquiátricas y las consultas en pediatría igual. Es una edad muy importante en la que tenemos que compartir, vivir y sentir con nuestros iguales porque nuestros padres, en esa etapa, ya no son tan referentes, pasan a serlo los amigos. Y se han quedado un año en blanco, y no todo el mundo es capaz de superar ese año a esa edad. Son muy vulnerables. Y esto ha derivado en un boom de trastornos de la conducta alimenticia, de frustración, de ansiedad, las agresiones autolíticas, ideas de suicidio y autoagresiones. Y el problema sólo está empezando.

3. Pedro Cabezuelo, psicólogo

afirma que muchos jóvenes lo han pasado fatal y que esto está por ver con el tiempo. Ya se dijo al principio que las consecuencias psicológicas de la pandemia estaban por verse y, probablemente el suicidio ha sido uno de los efectos inesperados más alarmantes. Muchos jóvenes se han quitado de en medio por una falta de recursos. Se les quitó de la noche al día prácticamente su vida, su rutina… y cuando le haces eso a alguien, se viene abajo.

No puedes hacer nada peor a alguien que caparle su rutina. Se sienten absolutamente desamparados. La realidad es que, si hablas con ellos con naturalidad y sin miedo, entienden casi todo. Los niños tienen una capacidad de entender brutal. Y es que se aprende no sólo por lo que se dice sino por lo que se expresa emocionalmente, son las famosas neuronas espejo.

Transmiten, no sólo información para imitar y aprender conductas, sino anticipar emociones e intenciones de los demás. A los niños se les puede hablar de todo, modulando el lenguaje. Porque los niños no pueden tragar todo, y como no pueden, lo sufren, se enferman, se deprimen, y actúan… Y una formar de actuar ante ello puede ser una llamada de atención, de socorro… pero muchas veces a esos niños, se les va la mano.

4. Emma Vallespinós, periodista

Emma habla de cómo históricamente se ha tenido la idea de que hablar de suicidios en los medios de comunicación podía incrementar los casos. Se ha demostrado que esto no es así.

Advierte de que no hay que caer en el amarillismo y entrar en detalles pero que los expertos coinciden en la importancia de dar visibilidad a esta realidad para que cuando una persona se vea en la situación de tener pensamientos suicidas, sepa dónde acudir y no sienta vergüenza porque no es el único.

Recomienda hablar en las escuelas y en familia, adaptado a la edad, sobre la muerte, salud mental… y que al igual que te pueden decir que les duele la garganta para solucionarlo, puedan acudir para buscar solución cuando algo no va bien en este sentido.

Image Credits: Andreea Popa en Unsplash