El ‘flipped classroom’ o la clase al revés

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A lo largo de los años, los modelos educativos han ido cambiando a medida que la sociedad también lo hacía, adaptándose a la realidad y a las necesidades de cada época. Poco tiene que ver, lógicamente, la realidad educativa actual con la de siglos atrás.

El periodo actual destaca por el cambio derivado de la tecnología y las posibilidades que ofrece su integración en las aulas. De su mano, tenemos acceso a una educación más personalizada, pudiendo atender las necesidades específicas de cada alumno y adaptando el ritmo de aprendizaje a sus capacidades. Además, la tecnología tiene la potencialidad de contribuir a transformar los sistemas escolares en un mecanismo mucho más flexible y eficaz.
El papel del profesor también se ha visto beneficiado por la entrada de la tecnología en las aulas, ya que gracias a las posibilidades que ofrece, se pueden optimizar mejor las rutinas y complementar las lecciones con un abanico de elementos muy variados. Se ha pasado de la pizarra a los elementos digitales, lo que también beneficia que las clases sean más amenas y entretenidas.

Ya es un hecho consolidado también en muchos países que cada alumno tenga su propio ordenador. El uso de la tecnología en la educación es cada vez más generalizado e importante, y no sólo en los países más desarrollados. La propia UNESCO indica que la tecnología puede contribuir al acceso universal a la educación, por lo que a medida que se vaya extendiendo su uso, la tecnología tendrá un papel más importante en la enseñanza global.

El momento de ‘flippear’

Entre todos esos modelos educativos que están surgiendo en los últimos años, destaca el Flipped Classroom o clase invertida, un modelo pedagógico que transfiere el trabajo de determinados procesos de aprendizaje fuera del aula y utiliza el tiempo de clase, junto con la experiencia del docente, para facilitar y potenciar otros procesos de adquisición y práctica de conocimientos dentro del aula.

Para Elena Ojando, especializada en el uso didáctico de las nuevas tecnologías, esta Flipped Classroom “se trata de una metodología que surge de la necesidad de captar la atención y motiviar a los alumnos en un entorno educativo cambiante. Al contrario de lo que se hacía hasta ahora, la clase inversa proporciona la parte teórica antes de que los alumnos lleguen al aula, por medio de vídeos, lecturas y otras herramientas. En el momento presencial, se preparan casos prácticos, se plantean debates y se resuelven dudas intentando aplicar la teoría y consolidando los conocimientos”.

Sin embargo, ‘flippear’ una clase es mucho más que la edición y distribución de un vídeo. Se trata de un enfoque integral que combina la instrucción directa con métodos constructivistas, el incremento de compromiso e implicación de los estudiantes con el contenido del curso y mejorar su comprensión conceptual. Se trata de un enfoque integral que, cuando se aplica con éxito, apoyará todas las fases de un ciclo de aprendizaje.

Cuando los docentes diseñan y publican una clase “en línea”, el tiempo dedicado a esto en el aula se libera para que se pueda facilitar la participación de los estudiantes en el aprendizaje activo a través de preguntas, discusiones y actividades aplicadas que fomentan la exploración, la articulación y aplicación de ideas. En resumen, los contenidos se facilitan antes de la clase y los deberes de casa son previos a la entrada en el aula.

FLIPPED CLASSROOM FOTO

Orígenes de este modelo

Jonathan Bergmann y Aaron Sams, dos profesores de química en Woodland Park High School en Woodland Park Colorado, fueron quienes acuñaron el término “Flipped Classroom”. Bergmann y Sams se dieron cuenta de que los estudiantes frecuentemente perdían algunas clases por determinadas razones (enfermedad, por ejemplo). En un esfuerzo para ayudar a estos alumnos, impulsaron la grabación y distribución de las clases en vídeo, pero además, se dieron cuenta que este mismo modelo permite que el profesor centre más la atención en las necesidades individuales de aprendizaje de cada estudiante.

En 2012, Bergmann y Sams comenzaron a impulsar este modelo, especialmente cuando comprobaron que las notas de sus alumnos mejoraban considerablemente al emplear el sistema del aula invertida. Al principio, se centraron en la creación de vídeos que emitían en clase. Pero pronto se dieron cuenta de que lo que de verdad ayudaba a sus estudiantes a asimilar los conceptos eran las actividades que desarrollaban en el aula. “Fue entonces cuando nos preguntamos: ¿Qué es lo mejor que puedo ofrecer a mis alumnos en clase?”, rememoran. Y decidieron que todo ese material visual que usaban para enseñar la materia, tenían que adelantarlo a los alumnos previamente.

Durante una entrevista con la revista Ed Tech, Bergmann contó la siguiente anécdota: “Recuerdo a una alumna, Annabelle, que llegó a clase con la intención de pasar la asignatura sin más. La escuela no era una prioridad para ella y recuerdo que me dije: ‘A Annabelle no le va a gustar mi forma de dar clase’”. Y es que el Flipped Classroom es un método que va más allá del mero aprendizaje, pues persigue la interiorización profunda de los contenidos. Aquella alumna, como muchos más, estaba acostumbrad a hacer lo mínimo para pasar las materias, tomando siempre el camino más corto sin prestar atención a lo aprendido.

“Cuando llegó el momento de la primera evaluación, Annabelle sufrió mucho para aprobar, pues no veía los vídeos explicativos en casa y en clase no era capaz de seguir al resto de sus compañeros. Sin embargo, varios meses después, noté una mejoría importante en su aprendizaje. Dejó de sufrir por las evaluaciones y se entusiasmó por aprender”, explica Bergmann. “Cuando le pregunté qué le ocurría, me contestó: ‘Señor Bergmann, he descubierto que es más fácil aprobar si antes de venir a clase asimilo lo que vamos a desarrollar en el aula’. Lo que me estaba diciendo en verdad es que se había hecho responsable de su propio aprendizaje y estaba aprendiendo a aprender”, añade.

A pesar del éxito que ha tenido con su método invertido, Bergmann aún encuentra desafíos a la hora de implementarlo. Todavía resulta complicado persuadir a los maestros, a las familias y a los propios centros. Con los estudiantes, los desafíos son menores debido a que están acostumbrados a los vídeos y al uso del Internet y les resulta cómodo y entretenido ver el contenido explicativo audiovisual antes de ir a clase.

En resumen, la innovación educativa que supone este modelo aporta los siguientes beneficios:

  • Permite a los docentes dedicar más tiempo a la atención a la diversidad.
  • Es una oportunidad para que el profesorado pueda compartir información y conocimiento entre sí, con el alumnado, las familias y la comunidad.
  •  Proporciona al alumnado la posibilidad de volver a acceder a los mejores contenidos generados o facilitados por sus profesores.
  • Crea un ambiente de aprendizaje colaborativo en el aula.
  • Involucra a las familias desde el inicio del proceso de aprendizaje.