La FAD inaugura una nueva línea de campañas de sensibilización

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Campaña FAD

Con su nueva campaña la FAD apuesta claramente por una nueva línea de comunicación en la que las personas son la clave para reducir los consumos y su impacto.

De hecho, la FAD ha defendido desde hace años la necesidad de analizar y enfrentarse a los consumos de drogas no como un fenómeno aislado, sino como una conducta de riesgo social cuyas raíces (su sintonía con los valores imperantes, su funcionalidad, su potencialidad identitaria, etc) son en gran medida comunes a otras conductas de riesgo social.

Por eso, y para seguir avanzando en la prevención de los consumos, la FAD ya no puede ocuparse sólo de las drogas, ni preocuparse sólo por los problemas. La FAD tiene que contemplar todos  los elementos  (contexto cultural, valores, estilos de vida, identidades, hábitos, necesidades, aspiraciones, proyecto vital) en los que los consumos aparecen, a veces marginalmente y en ocasiones vinculados de manera decisiva.

No se trata de que la FAD plantee un cambio de objetivos, sino de una adaptación estratégica para mantener las finalidades habituales.

Es decir, al margen de los diferentes problemas que pueden generar los consumos de drogas, las estrategias preventivas deben tener en cuenta que existen determinados aspectos de funcionalidad y utilidad para quienes realizan dichos consumos. Por tanto, una estrategia de enfrentamiento que parecería adecuada sería la prevención inespecífica, no dirigida en exclusiva a enfrentar el consumo de drogas sino a la promoción de conductas, actitudes y valores que contribuyan a la construcción de personas capaces de gestionar su realidad y a la generación de estilos de vida positivos. En definitiva, educación. Educación «en valores» desde la etapa infantil –otra apuesta de la FAD– para dotar de herramientas y recursos personales a adolescentes y jóvenes que les permita enfrentarse al consumo -y otras conductas de riesgo- de la forma más eficaz.