La Biblioteca de la Complutense crea la mayor colección de libros digitales de España

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La Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid ha creado desde 1995 la mayor colección de libros digitalizados de España. El objetivo, garantizar el acceso público y preservar a largo plazo el conocimiento generado por esta Universidad a través de su patrimonio bibliográfico.

En la actualidad se han digitalizado más de 165.000 libros145.000 de fondo antiguo y 20.000 tesis doctorales–. A esta se unen otras colecciones digitales como la de revistas académicas publicadas por la UCM -con más de 45.000 artículos-; la de Prensa Digital de la Facultad de Ciencias de la Información -con 500.000 periódicos escaneados (en acceso restringido desde la propia biblioteca con fines de investigación para garantizar los derechos de autor)-; 49.742 grabados pertenecientes a la Biblioteca Digital Dioscórides; más de 25.000 documentos depositados en el Archivo Institucional E-Prints UCM; parte del archivo fotográfico del Partido Comunista de España; el Archivo Rubén Darío; una colección de grabados japoneses o los Dibujos de Academia de la Facultad de Bellas Artes.

Muchos de estos documentos fueron digitalizados por Google Libros. Las cinco primeras bibliotecas en este proyecto fueron la Biblioteca Pública de Nueva York y las de las universidades de Harvard, Michigan, Oxford y Stanford. En 2006 se suman California University y la Universidad Complutense de Madrid, primer socio no anglosajón del proyecto.

Una Biblia editada por Bagster en 1825, un diccionario español-inglés de 1786 y un atlas de anatomía descriptiva del cuerpo humano de Bonamy son las obras digitalizadas más consultadas en la Complutense.

El proyecto de digitalización masiva con Google supuso para la Universidad Complutense la creación de una gran base de datos en donde se recogió junto a la versión digital del libro documentación relativa al estado de preservación de cada ejemplar. Esto permitió disponer de una importante información de los ejemplares valiosos y de aquellos que necesitaban actuaciones urgentes para evitar su deterioro. En este sentido, las páginas de cientos de libros intensos, que nunca habían sido abiertos, lo fueron para permitir su digitalización y se realizaron múltiples restauraciones en ellos. Pero la labor más destacable fue la inclusión en el catálogo automatizado de la biblioteca de una parte importantísima del fondo antiguo que aún estaba por introducir: 220.000 ejemplares hasta el siglo XIX.

Hoy, no sólo se ha digitalizado el 76.14 % de los libros anteriores a 1870, sino que sus condiciones de conservación han mejorado sustancialmente.