¿No quieres o no puedes ser ingeniera?

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Las estadísticas lo corroboran: en pleno siglo XXI, las chicas siguen sin decantarse de manera clara por estudiar grados relacionados con la ingeniería, la informática o las telecomunicaciones. Son mayoría en la universidad (54%) pero solo representan al 25% de los estudiantes de estas ramas científicas. Además, este rechazo es generalizado en toda la Unión Europea y Estados Unidos. Pero, ¿a qué creéis que se debe?

mujer ingeniera

“Hasta 1910 no se permite cursar a las mujeres estudios universitarios, pero tienen que pasar 20 años para que una mujer sea admitida en el ámbito escolar de la ingeniería superior. Treinta años después, en 1960, las alumnas de ingeniería eran solamente sesenta y seis en todo el país. Hablar entonces de que la ingeniería es un mundo de hombres es referirse a un hecho inevitable.” Esta afirmación aparece en el libro “Sociología de las mujeres” publicado en 1996. Veinte años después, la situación apenas ha cambiado.

Hoy en día, y a pesar de algunas mejoras, la realidad es que las mujeres aún son minoritarias en el ámbito de las ingenierías y las carreras técnicas. Es la principal conclusión que se desprende del estudio “Mujeres en la UPM. Estadísticas de género en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM)” presentado el pasado año en esta universidad.

El informe, realizado en el marco del proyecto europeo TRIGGER, hace una “radiografía exhaustiva de la presencia de las mujeres en todos los ámbitos de la Universidad, no solo como estudiantes sino también en la carrera académica, el personal de administración y la investigación y permite su análisis y la toma de medidas para revertir esta situación”, explica Carlos Conde, rector de la UPM.

Aun así, y según un reportaje publicado por el diario El Mundo hace apenas un año, y en el que se hacía eco de los datos presentados por el Ministerio de Educación, las mujeres son mayoría en las universidades españolas (54%), pero solo representan el 25% de los estudiantes de la rama de Ingeniería y Arquitectura. Tanto es así que en el propio mercado laboral, por cada dos mujeres ingenieras se encuentran ocho hombres.

Una tendencia globalizada

Esta tendencia se ve reflejada en toda Europa y en Estados Unidos. Según datos de 2012, solo el 9,8% de las graduadas en España lo hacen en estudios de Ciencias, Matemáticas o Tecnología. Pero ese dato está muy cerca de la media europea (11,2%) y por delante de otros países como Alemania (9%), Bélgica (6,3%) o Austria (8,4%). En el otro extremo, se encuentran Portugal (14,9%), Polonia (14,5%) y Dinamarca (14,2%).

En Estados Unidos la cifra se queda también en el 14% de ingenieras, pero el problema va un poco más allá: según los datos oficiales de los últimos cursos, el número de alumnas matriculadas en ingenierías tiende a la baja. Si en el curso 2008/2009 en nuestro país había 83.216 alumnas en grados relacionados con la ingeniería y la arquitectura (un 27,2% del total), en el curso 2014/2015 ese dato cayó hasta el 25,8% o, lo que es lo mismo, 66.017 alumnas matriculadas.

A la vez, no puede pasarse por alto que las carreras con más futuro laboral son, casualmente, las relacionadas con las Ciencias, la Tecnología, la Ingeniería y las Matemáticas. Pero, ¿por qué no atraen a las mujeres? ¿Es el género un factor incidente en la elección de estudios tecnológicos?

Hace dos años, la Universidad de Oviedo y, concretamente, su Departamento de Ciencias de la Educación intentó dar respuesta a estas dos preguntas. Para ello, entrevistó a más de 4.000 alumnos de 3º de ESO y 1º de Bachillerato de 74 centros de estudios, así como a 1.000 estudiantes universitarios. Y los resultados son, cuanto menos, preocupantes: La autoeficacia es uno de los factores que mayor inciden en la decisión de las chicas de elegir carreras tecnológicas. Es decir, consideran que no tienen la capacidad suficiente para rendir en las asignaturas de esta carrera. “Sin embargo, las pruebas de acceso a la universidad revelan que tanto hombres como mujeres tienen aptitudes similares para rendir con garantías en cualquier grado tecnológico”, aclara Carmen Rodríguez, una de las investigadoras de este estudio.

Junto al factor de la autoeficacia, los investigadores del Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad de Oviedo han comprobado que las expectativas de resultados también juegan un papel importante en la decisión de qué tipo de estudios elegir. Así se destaca que las expectativas de los hombres suelen ser más altas en cuanto a salario o puesto de relevancia en el mundo laboral, mientras que las mujeres sopesan otras consecuencias de su elección y valoran otros alicientes al pensar en el trabajo que les gustaría desempeñar.

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Disparidad según carreras

Por carreras, y según el estudio presentado por la Universidad Politécnica de Madrid, las ingenierías relacionadas con la agricultura, presentan una distribución muy paritaria de los estudiantes, mientras que la arquitectura es un campo en el que dominan las mujeres, con un 60% de alumnas. También destaca la presencia de mujeres en las ingenierías forestales (31%) y de edificación (37%). Los campos relacionados con la informática y las telecomunicaciones registran  la menor presencia de mujeres.

lnés Sánchez de Madariaga, coordinadora de este estudio, incide en la importancia de buscar aún más la paridad en la carrera académica y ha hecho alusión al índice de techo de cristal, un indicador europeo que hace referencia a la mayor o menor facilidad que tienen las mujeres para ascender en el ámbito académico y laboral. En este índice, la UPM muestra un coeficiente del 2,35, “algo que pone de manifiesto lo difícil que es para las mujeres ascender en su carrera académica”, asegura la coordinadora.

En la investigación, las mujeres suponen casi la mitad de los miembros de los equipos de investigación, aunque solo suponen el 18,29% de los investigadores principales de estos trabajos. En lo referente a los órganos de gobierno en la Universidad, la presencia de mujeres es anecdótica en los puestos electos y un poco más representativa en los de libre designación, aunque todavía en porcentaje lejos de lo que tendría que ser, no sólo la Ley de Igualdad sino el número total de mujeres en la Universidad Politécnica de Madrid y, en general, en la universidad española. De hecho, de las 76 universidades que forman parte de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (50 públicas y 26 privadas), solo ocho tienen una rectora al frente. Es decir, menos del 10%. Y solo dos de ellas dirigen un centro público, la Universidad de Granada y, desde este año, la Autónoma de Barcelona.

En definitiva, es objetivo de la UPM crear un plan de acción para promover la igualdad de género en el ámbito universitario, para mejorar el acceso de las mujeres a las carreras técnicas. “Queremos conseguir que las mujeres vean en la ingeniería y las carreras técnicas un ámbito natural para desarrollar sus  estudios y su vida profesional.  Este es un campo al que la mujer tiene mucho que aportar y por ello la percepción masculina de la ingeniería  debe dar paso a una visión más igualitaria”, explica Carmen García de Elías, gerente de esta universidad.

El camino es lento y costoso, pero el avance claro. Por ejemplo, cuando la ex vicepresidenta Elena Salgado estudiaba Ingeniería Industrial en Madrid, en los años setenta, ella era la única alumna de su curso. Tan extraña era la presencia de mujeres en la Universidad Politécnica de Madrid que no había aseos femeninos. “Nos examinábamos en la pradera y, como los exámenes de dibujo eran muy largos, si querías ir al baño te acompañaba un bedel a la cafetería de al lado”, contaba la propia Salgado en una entrevista con El País.

Puedes leer el artículo completo en el número 208 de Entre Estudiantes